El análisis del Ing. Agr. Claudio Del Vecchio, de Agroprofesional (Armstrong)

Como ocurre en cada cierre de año, el balance productivo se vuelve una herramienta indispensable para comprender dónde está parado el sector agropecuario y qué escenarios se proyectan hacia adelante.

En este 2025, el Ing. Agrónomo Claudio Del Vecchio, referente técnico de AgroProfesional en la localidad de Armstrong, ofrece una mirada precisa sobre lo ocurrido en el sudeste de Córdoba y el sudoeste de Santa Fe, una de las zonas más dinámicas del país.

La región analizada comprende principalmente los departamentos Belgrano e Iriondo (Santa Fe) y Marcos Juárez (Córdoba), donde la combinación entre clima, tecnología y manejo agronómico empieza a mostrar resultados concretos.

Clima y reservas hídricas: un punto de inflexión tras varios años ajustados

Desde el punto de vista climático, 2025 se consolida como un año muy favorable, especialmente si se lo observa en términos de acumulados y distribución de lluvias.

“El 2025 va a cerrar como un año realmente bueno. Cerramos alrededor de mil milímetros de lluvia, que es el valor promedio de más de 40 años de registros”, destacó Del Vecchio.

Más allá del número total, el dato más relevante es la distribución temporal de las precipitaciones, con un fuerte aporte durante el invierno y la primavera, lo que permitió recomponer perfiles que venían castigados desde el período de La Niña.

“Tenemos una muy buena reserva inicial para la cosecha gruesa, algo que no se veía desde antes de la pandemia”, remarcó el ingeniero.

Este escenario marca una diferencia sustancial respecto de campañas anteriores, donde la producción dependía casi exclusivamente de lluvias oportunas durante el verano.

Trigo: rendimientos récord, pero con desafíos comerciales

La campaña de trigo 2025 quedará registrada como una de las más productivas de las últimas décadas en la región.

“Hablamos de rendimientos entre 6.000 y 7.000 kilos por hectárea, valores no habituales para nuestra zona”, señaló Del Vecchio.

El rendimiento fue impulsado por una combinación de condiciones climáticas favorables, alto nivel tecnológico y un manejo ajustado por parte de productores, técnicos y contratistas. Sin embargo, el excelente resultado productivo no se traduce automáticamente en mejores márgenes.

Calidad y precios: el otro lado del récord

El alto rendimiento tuvo impacto directo sobre la calidad comercial del trigo, especialmente en el contenido proteico.

“Nos encontramos con valores de proteína alrededor del 9% o 9,5%, cuando el valor de referencia es 11%. Eso implica una merma en el precio final”, explicó.

A este factor se suma un precio internacional deprimido, en un contexto de elevada oferta global, lo que limita la capacidad del productor de capitalizar el volumen cosechado.

“El productor tiene una muy buena cosecha, pero hoy no puede capturar ese excedente en márgenes finales”, sintetizó.

Maíz temprano: una campaña con alto potencial productivo

El maíz de primera aparece como otro de los grandes protagonistas del ciclo agrícola. En la región, más del 80% del área se sembró en fechas tempranas, principalmente durante septiembre.

“Hoy el maíz está en floración, con un estado general excelente. Cuesta encontrar lotes con dificultades”, afirmó Del Vecchio.

La buena reserva hídrica inicial, sumada al uso de genética de punta, biotecnología y fertilización adecuada, permitió que el cultivo exprese su potencial.

La importancia de anticiparse al mercado

Al igual que ocurrió con el trigo, el especialista advierte sobre la necesidad de gestionar el riesgo precio.

“Si se concreta esta gran cosecha de maíz temprano, es probable que el precio tienda a bajar. Por eso es recomendable empezar a tomar decisiones comerciales”, aconsejó.

Girasol: una alternativa que gana terreno en ambientes específicos

Si bien sigue siendo un cultivo de nicho dentro de la región, el girasol consolida su presencia en ambientes más restrictivos, donde otras opciones no logran buenos resultados.

“Estamos viendo rendimientos arriba de los 2.000 kilos por hectárea, con márgenes interesantes cuando se ajustan bien las variables”, explicó Del Vecchio.

El cultivo se posiciona como una herramienta estratégica, especialmente en zonas donde el maíz o la soja no maximizan la rentabilidad.

Soja: menos superficie, pero buen arranque

La soja continúa siendo el cultivo más importante en superficie, aunque este año se observa una reducción relativa de la soja de primera, producto del fuerte avance del trigo y el maíz temprano.

“Alrededor del 30% de la superficie agrícola fue ocupada por trigo y otro 30% por maíz de primera”, detalló el ingeniero.

Soja de primera y de segunda: desafíos técnicos

Los lotes de soja de primera presentan un muy buen estado general, aunque todavía es temprano para definir rendimientos. En tanto, la soja de segunda implicó un desafío adicional debido al volumen de rastrojo dejado por el trigo.

“Fue un desafío técnico importante poder sembrar bien sobre esos rastrojos, pero donde se ajustaron las variables, el cultivo está naciendo y desarrollándose muy bien”, señaló.

Este punto pone en valor la capacidad técnica y operativa del parque de sembradoras y del manejo agronómico regional.

Un cierre con perspectivas positivas, pero con foco en la gestión

El balance 2025 deja un mensaje claro: el potencial productivo está, impulsado por clima, tecnología y conocimiento. Sin embargo, la rentabilidad final dependerá cada vez más de la gestión comercial y financiera, en un contexto de mercados volátiles y precios ajustados.

“Cuando las condiciones climáticas acompañan, el agro vuelve a transformarse en el motor productivo que toda la región necesita”, concluyó Del Vecchio.

Un escenario alentador desde lo productivo, que obliga a seguir profesionalizando cada decisión dentro del sistema agrícola.