Sergio Busso: balance productivo 2025 y los ejes estratégicos del agro cordobés hacia 2026
El ministro de Bioagroindustria de Córdoba, Sergio Busso, realizó un balance de un período marcado por la recuperación climática, una cosecha récord de trigo y una agenda política enfocada en infraestructura, territorialidad y defensa del productor.
Sergio Busso - Ministro de Bioagroindustria de Córdoba
Clima, infraestructura y defensa del productor en un año bisagra
El cierre del año 2025 encuentra al sector agroindustrial cordobés en un escenario muy diferente al de campañas anteriores. Así lo expresó el Ministro de Bioagroindustria de Córdoba, Sergio Busso, al realizar un balance de un período marcado por la recuperación climática, una cosecha récord de trigo y una agenda política enfocada en infraestructura, territorialidad y defensa del productor.
“Un año complejo, difícil, de mucho trabajo, pero también de muchas expectativas”, definió Busso al comenzar su análisis.
El clima como aliado: adiós a la sequía y una campaña récord de fina
Uno de los factores determinantes del 2025 fue el comportamiento climático. Tras varios ciclos atravesados por la sequía, Córdoba dejó atrás —al menos en este año— esa palabra que tanto condicionó la producción.
“La sequía es una palabra que este año no usamos de manera general, y eso alentó una cosecha récord de trigo”, destacó el ministro.
Este contexto permitió no solo cerrar una campaña de fina histórica, sino también encarar la gruesa con expectativas muy superiores a las de años anteriores.
“Siempre una buena cosecha, más allá de los precios o la rentabilidad, es mucho mejor que una mala”, remarcó Busso, subrayando el impacto positivo que tiene el volumen productivo en toda la economía regional.
Presencia en el territorio: infraestructura como política central
Uno de los ejes más fuertes de la gestión fue el trabajo territorial sostenido, con foco en infraestructura rural, caminos y manejo hídrico.
“Si uno no está en el territorio, escuchando y acompañando, es muy difícil resolver los problemas reales”, afirmó el ministro.
Busso señaló que la infraestructura rural fue definida como una prioridad estratégica, entendiendo que es una herramienta concreta para mejorar la competitividad del productor, independientemente del contexto macroeconómico.
Consorcios camineros y gestión compartida
El ministro puso en valor el rol de los productores organizados a través de los consorcios, destacando su compromiso con el mantenimiento de caminos y servicios rurales.
“Hemos visto productores que, sin cobrar nada, se hacen cargo de lo que el campo necesita. Eso tiene una valoración enorme”, sostuvo.
En ese marco, confirmó la entrega de 12 motoniveladoras nuevas a consorcios estratégicos, priorizando aquellos con mayor cantidad de kilómetros bajo su responsabilidad.
“Cumplir con la palabra empeñada nos obliga a ser cada vez más eficientes y a trabajar con mayor intensidad”, agregó.
Retenciones: un reclamo estructural que sigue vigente
Busso fue contundente al referirse a uno de los temas centrales de la agenda agropecuaria: las retenciones.
“Es un impuesto absolutamente distorsionante, un verdadero saqueo al sector productivo”, afirmó sin rodeos.
Si bien reconoció las recientes reducciones, dejó en claro que el reclamo está lejos de darse por cerrado.
“Estamos en un camino que ojalá se consolide, pero falta mucho todavía”, advirtió.
El impacto económico en Córdoba
El ministro aportó un dato clave para dimensionar el impacto fiscal sobre el agro cordobés:
“Estimamos que más de 2.200 millones de dólares se van este año de los productores cordobeses al Estado Nacional y no vuelven al bolsillo del productor”.
Según Busso, esos recursos, de quedar en manos del sector, se transformarían directamente en inversión productiva, tecnología, fertilización y trabajo.
“El productor no se lleva la plata a ningún lado, la reinvierte en su pueblo”, enfatizó.
Biocombustibles y valor agregado: una agenda de desarrollo
Otro de los puntos centrales fue la defensa de la Ley de Biocombustibles, entendida como una herramienta clave para el agregado de valor y el arraigo territorial.
“Si transformamos lo que producimos, generamos trabajo, crecimiento y desarrollo en nuestras comunidades”, sostuvo.
Busso remarcó que vender granos sin procesar limita el potencial de la agroindustria y reduce las oportunidades de empleo en el interior.
Un nuevo Ministerio en un país distinto
El cierre del año también encuentra a Busso al frente de un Ministerio de Bioagroindustria con una agenda ampliada, en un contexto nacional e internacional cambiante.
“Estamos en un país absolutamente distinto, y las políticas públicas tienen que adaptarse a esa nueva realidad”, señaló.
Tecnología, innovación, cambios en el comercio y nuevas demandas productivas obligan a repensar estrategias y herramientas.
“Si uno no se adapta, no interpreta las necesidades de los sectores productivos”, advirtió.
Una fórmula cordobesa: trabajo conjunto entre lo público y lo privado
Para el ministro, uno de los diferenciales de Córdoba es la capacidad de trabajar en conjunto, aun desde miradas diferentes.
“Pensar distinto no es un obstáculo, es una riqueza que legitima las buenas políticas”, expresó.
Ese esquema, basado en el diálogo y la articulación, es el que Busso proyecta hacia el 2026.
“Si nos animamos a trabajar juntos, esa es la fórmula para que las cosas sucedan”, concluyó.
