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Córdoba

Ganadería en alza y una industria en tensión: la mirada de Dante Cerino, presidente de AFIC

Mientras desde distintos sectores se habla de un boom de la ganadería, la realidad que atraviesa la industria frigorífica dista de ser tan alentadora. Así lo plantea Dante Cerino, del Grupo Frigorífico Beltrán y Presidente de AFIC (Asociación de Frigoríficos e Industriales de la Carne), quien advierte sobre un escenario complejo donde el aumento del precio del ganado impacta de lleno en la rentabilidad industrial.

23-12-2025

Precios récord en el campo, márgenes ajustados en los frigoríficos

Mientras desde distintos sectores se habla de un boom de la ganadería, la realidad que atraviesa la industria frigorífica dista de ser tan alentadora.

Así lo plantea Dante Cerino, integrante del Grupo Frigorífico Beltrán y Presidente de AFIC (Asociación de Frigoríficos e Industriales de la Carne), quien advierte sobre un escenario complejo donde el aumento del precio del ganado impacta de lleno en la rentabilidad industrial.

“Es una cuestión compleja, difícil de explicar, pero ese mayor precio que está en la ganadería, si bien es necesario para que empiece a recuperarse el stock, impacta muy fuerte en la industria”.

El incremento del valor de la materia prima aparece como un factor indispensable para recomponer el stock bovino, pero al mismo tiempo estrangula los márgenes de un sector que enfrenta altos costos y dificultades para trasladar esos aumentos al mercado.

Consumo interno y exportación: dos realidades, un mismo problema

Cerino explica que tanto el consumo interno como la exportación sienten el impacto del encarecimiento del ganado, aunque con matices. En el mercado doméstico existe, al menos en el corto plazo, mayor capacidad de trasladar precios, algo que no ocurre de la misma manera en el comercio exterior, donde los valores están más rígidamente establecidos.

“El consumo tiene siempre un poco más de facilidades para traspasar el precio al consumidor, hasta que el mostrador dice ‘hasta acá llegó mi plata’ y ahí empiezan los problemas”.

Ese límite del bolsillo del consumidor marca un punto de inflexión: cuando se alcanza, la cadena comienza a tensionarse y aparecen las dificultades de colocación del producto.

La informalidad, un lastre persistente

A esta ecuación se suma un problema estructural que Cerino señala como determinante: la informalidad en el comercio minorista. La competencia desleal de negocios que operan fuera del sistema impide que muchos actores formales puedan reflejar en el precio los verdaderos costos de la actividad.

“El consumo sigue padeciendo de los negocios informales, que muchas veces hace que no se pueda poner en el precio lo que hace falta”.

Según el presidente de AFIC, este fenómeno distorsiona el mercado y agrava las asimetrías dentro de la cadena cárnica.

“Hay que arreglar las dos puntas del negocio”

Para Cerino, cualquier intento de mejora será insuficiente si no se abordan de manera simultánea los extremos de la cadena. En su análisis, existen dos puntos críticos que deben resolverse para lograr un negocio más equilibrado.

Un estándar sanitario unificado

Por un lado, plantea la necesidad de avanzar hacia un estándar sanitario unificado para las plantas de consumo, evitando la superposición de habilitaciones provinciales y municipales que generan desigualdades.

“Todas las plantas de consumo tienen que tener un estándar unificado único; no puede haber más provincias y municipios habilitando plantas”.

Aclara que la exportación requiere parámetros diferentes, pero insiste en que el mercado interno necesita reglas claras y homogéneas.

La presión impositiva en el mostrador

La otra “punta” es el componente impositivo que pesa sobre carniceros y minoristas. Al tratarse de un producto de alto valor unitario, los impuestos impactan de manera directa y visible en el precio final.

Las alícuotas de Ingresos Brutos, junto con tasas municipales elevadas por inspecciones y habilitaciones, generan —según Cerino— “mucho ruido en el negocio” y terminan trasladándose al consumidor o absorbiéndose como pérdida.

IVA, un desbalance dentro de la cadena

Uno de los reclamos históricos del sector tiene que ver con el tratamiento diferencial del IVA. Cerino recuerda que el servicio de faena tributa al 21%, mientras que el resto de la cadena lo hace al 10,5%, una situación que considera insostenible.

“Eso no es sustentable porque le genera créditos fiscales que después terminan en el costo de la carne”.

El resultado es un encarecimiento indirecto del producto y una mayor presión sobre la estructura de costos de la industria frigorífica.

Reforma laboral: adecuación y previsibilidad

En el plano laboral, el dirigente empresario no habla de una reforma profunda, sino de una adecuación a la realidad de la actividad, especialmente en lo vinculado a la intensidad del trabajo y al sistema de riesgos laborales.

Las ART y la judicialización de reclamos laborales aparecen como focos de preocupación, sobre todo cuando las demandas llegan con montos que, según Cerino, no guardan relación con el daño real.

“Normalmente se reclama N veces más de lo que corresponde y eso provoca mucha preocupación en las empresas”.

Este escenario genera pasivos contingentes que pueden descalzar financieramente a las compañías, afectando su continuidad y capacidad de inversión.

Un camino estrecho, pero necesario

El diagnóstico de Dante Cerino refleja una industria que acompaña el crecimiento de la ganadería, pero que necesita con urgencia reglas más claras, menor presión impositiva y mayor formalidad para poder sostenerse. Sin resolver estos puntos estructurales, el supuesto boom corre el riesgo de quedar concentrado en un solo eslabón de la cadena, dejando al resto en una situación cada vez más frágil.

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