El inicio del verano encuentra al maíz temprano en una situación ampliamente favorable en la región núcleo.

Según el último informe difundido por la Bolsa de Comercio de Rosario, cerca del 90 % del cultivo ya ingresó en la etapa de floración con un estado entre muy bueno y excelente, impulsado por las lluvias de diciembre que aportaron milímetros clave en un momento decisivo del ciclo.

Si bien las precipitaciones fueron desparejas, resultaron determinantes para revertir los primeros signos de estrés hídrico y sostener el potencial productivo del cereal.

En distintas localidades del centro-sur santafesino y el norte bonaerense, los productores coinciden en que el cambio en el patrón de lluvias llegó justo a tiempo. En Aldao, por ejemplo, señalan que el maíz temprano comenzaba a evidenciar síntomas de sequía, con hojas basales secándose, pero las últimas lluvias permitieron una rápida recuperación del cultivo.

El buen estado generalizado genera un clima de optimismo que no se repetía desde hace varios años. En el sur de Santa Fe, productores de Teodelina remarcan que el 80 % del área maicera ya tendría un buen rinde prácticamente asegurado y destacan que, de mantenerse las lluvias, los techos productivos podrían superar ampliamente las expectativas iniciales.

La comparación interanual también refuerza el panorama positivo. A igual altura del ciclo, en la campaña pasada el 85 % del cultivo se encontraba en condición muy buena a excelente, aunque ya comenzaban a aparecer complicaciones en el norte bonaerense.

Este año, no solo el porcentaje asciende al 90 %, sino que además las reservas hídricas en los suelos muestran una situación más holgada. Con acumulados anuales que oscilan entre 800 y 1.600 milímetros, se observa una marcada recuperación de lagunas y una mayor presencia de napas, factores que aportan estabilidad al cultivo en pleno período crítico.

No obstante, el escenario no es homogéneo. Los técnicos advierten la presencia de “lunares” con reservas regulares que comienzan a expandirse, especialmente en el suroeste de Córdoba.

Aun así, en amplias zonas del noroeste bonaerense las expectativas siguen siendo muy altas. Con los lotes ingresando o atravesando la floración, ya se habla de pisos de rendimiento en torno a los 100 quintales por hectárea, valores que, salvo un evento climático extremo, parecen prácticamente asegurados.

En Bigand, los rindes esperados se ubican alrededor de los 80 qq/ha, aunque subrayan que la continuidad de las lluvias será clave para que los híbridos expresen todo su potencial.

Más al oeste, en el sudeste cordobés, localidades como Monte Buey muestran uno de los mejores panoramas: el maíz transita el período crítico con pisos de 110 qq/ha, promedios proyectados de 120 a 125 qq/ha y algunos lotes destacados que podrían alcanzar entre 140 y 160 qq/ha.

Las mayores alertas se concentran en sectores del sureste de Córdoba y áreas limítrofes del centro-oeste santafesino, donde la disponibilidad de agua comienza a ajustarse.

En María Susana, los técnicos señalaron que los maíces implantados muy temprano, en agosto, mantienen un buen estado, pero aquellos sembrados a comienzos de septiembre ya muestran fallas de polinización, mientras que los de mediados de ese mes presentan floraciones y fecundaciones desparejas, con espigas de menor tamaño.

Situaciones similares se mencionan en Corral de Bustos y Canals, donde por ahora no se observan síntomas severos de estrés, pero se advierte que la falta de nuevas lluvias podría complicar el panorama en el corto plazo.

En paralelo, avanza la siembra del maíz tardío. Hasta el momento, se implantó cerca del 40 % de las 180.000 hectáreas previstas en la región núcleo. En esta campaña, el maíz tardío representa alrededor del 10 % del área total del cereal, levemente por debajo del 12 % que ocupó el año pasado.

En localidades como Aldao, Bigand y María Susana estiman completar la siembra en los próximos diez días, mientras que en Carlos Pellegrini la implantación aún no comenzó y se prevé que se destinen solo algunos lotes.

Con un maíz temprano que transita su etapa clave en muy buen estado y un tardío que empieza a tomar forma, el cultivo se posiciona como uno de los protagonistas de la campaña gruesa.