Día Mundial del Suelo: la mirada de Vicente Gudelj y los desafíos para la producción argentina
En el marco del Día Mundial del Suelo, impulsado por la FAO bajo el lema “Suelos sanos para ciudades saludables”, el ingeniero Vicente Gudelj, con más de 40 años de trayectoria en el INTA Marcos Juárez, analizó la situación actual de los suelos argentinos, los riesgos de degradación y las herramientas disponibles para sostener la productividad a largo plazo.
Vicente Gudelj - Inta Marcos Juárez
Suelo: Vicente Gudelj y los desafíos para la producción argentina
En el marco del Día Mundial del Suelo, impulsado por la FAO bajo el lema “Suelos sanos para ciudades saludables”, el ingeniero Vicente Gudelj, con más de 40 años de trayectoria en el INTA Marcos Juárez, analizó la situación actual de los suelos argentinos, los riesgos de degradación y las herramientas disponibles para sostener la productividad a largo plazo.
Un recurso finito que sostiene la producción
Gudelj insistió en que el suelo es un recurso “no renovable y escaso”, y que la Argentina solo pudo alcanzar los niveles actuales de producción gracias a un manejo más técnico y consciente. Recordó que hacia fines de los años setenta el país sembraba alrededor de 11 millones de hectáreas y producía unas 19 millones de toneladas.
Hoy se implantan 33 millones de hectáreas y el volumen supera los 130 millones de toneladas, una transformación impulsada por mejores prácticas agronómicas, la siembra directa y la incorporación gradual de la fertilización.
Sin embargo, advirtió que el avance productivo también dejó señales de alarma. La persistencia del monocultivo de soja, los déficits de reposición de nutrientes y la pérdida de materia orgánica generaron una degradación difícil de revertir si no se actúa a tiempo.
Evidencias de campo: 50 años de estudios
Uno de los aportes más contundentes proviene de los ensayos de larga duración del INTA Marcos Juárez, donde desde hace medio siglo se comparan distintos esquemas de manejo. Allí se observaron diferencias claras durante la fuerte sequía de hace dos años:
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Parcelas con labranza convencional y monocultivo rindieron apenas 20 qq/ha.
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En siembra directa continua, también con soja permanente, el rendimiento subió a 29 qq/ha.
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En cambio, los lotes con rotación y fertilización de reposición alcanzaron 40 qq/ha.
La brecha productiva —el doble entre los extremos— sintetiza la importancia de diversificar los cultivos y reponer los nutrientes que se extraen.
Degradación química y erosión: las dos amenazas
Gudelj explicó que existen dos procesos centrales:
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La degradación química, asociada a la pérdida de materia orgánica y nutrientes. Nuestros suelos, que originalmente contenían más del 5% de materia orgánica, hoy muestran valores promedio apenas superiores al 2,5%.
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La erosión física, que arrastra los primeros centímetros del perfil, justamente donde se concentra la mayor reserva de nutrientes.
La falta de infiltración adecuada incrementa el riesgo de escurrimientos, anegamientos y daños aguas abajo, especialmente en un contexto de eventos climáticos más intensos.
El cambio climático y las negaciones difíciles de explicar
Consultado sobre el impacto del cambio climático, Gudelj reconoció que la intensificación de vientos y la variabilidad creciente lo han sorprendido, sobre todo porque aún hoy persisten sectores que niegan el fenómeno.
“Lo que más me sorprende es que haya gente que lo niegue”, resumió.
Rotación, fertilización y agua: la base del manejo sostenible
El especialista destacó que los suelos argentinos pueden almacenar hasta 300 milímetros de agua en el perfil de dos metros, una capacidad que debe aprovecharse combinando agricultura y ganadería, secuencias diversificadas y fertilización adecuada. La incorporación de cultivos de cobertura, especialmente leguminosas, permite aumentar el carbono del suelo, mejorar la estructura y fijar nitrógeno atmosférico.
La clave, insistió, es mantener sistemas que utilicen eficientemente la mayor parte del agua disponible, y no solo la del cultivo principal.
Investigación, extensión y el rol estratégico del INTA
Gudelj subrayó que buena parte del desarrollo agrícola de la región se apoya en décadas de investigación del INTA y en una fuerte tarea de extensión. La capacidad técnica del sector, afirmó, también se ve en la rápida adopción de tecnologías como la inteligencia artificial, la agricultura de precisión y los sistemas de monitoreo remoto.
Un mensaje final y un llamado de atención
Sobre el cierre, Gudelj expresó su preocupación por la posible derogación de la Ley de Tierras de 2011, que limita la extranjerización. Recordó casos recientes de conflictos por accesos a lagos patagónicos, y sostuvo que la normativa es necesaria para preservar el patrimonio territorial.
En lo estrictamente agronómico, remarcó que hoy existen todas las herramientas para manejar el suelo en forma responsable. La siembra directa, las rotaciones, la fertilización balanceada y los cultivos de cobertura, combinadas con investigación continua, permiten sostener la productividad sin comprometer el recurso.
“Tenemos la posibilidad de seguir manteniendo nuestros suelos productivos —concluyó— siempre que los manejemos adecuadamente”.
