En campos con ambientes restrictivos de Marcos Juárez, Córdoba, el productor y asesor Ignacio Jolly Pérez obtuvo resultados sobresalientes en la última campaña al optar por el girasol.

En suelos con alta salinidad y bajo poder de infiltración, alcanzó rendimientos de hasta 38 quintales por hectárea y un 57% de materia grasa, demostrando la viabilidad del cultivo en condiciones adversas.

Jolly Pérez, miembro de la empresa familiar El Despertar S.A., administra más de 2.500 hectáreas en Córdoba, Santa Fe y La Pampa. La decisión de sembrar girasol surgió como una respuesta a los desafíos específicos de algunos lotes en Marcos Juárez.

Un desafío en suelos restrictivos

Los principales obstáculos en la zona son suelos clase cuatro a siete, caracterizados por "contenido de sales, mucho contenido de arcilla y poca retención de agua", según explica Jolly Pérez. Esta combinación genera un escenario complejo para el desarrollo de la mayoría de los cultivos.

Frente a este panorama, y tras un análisis de los márgenes brutos proyectados, el girasol se presentó como una alternativa más rentable que la soja. "Vemos que el girasol, por su robustez, está sorteando todos esos obstáculos y ganándole en margen bruto a un cultivo como la soja", asegura el productor.

Estrategia, híbrido y gestión del riesgo

La estrategia se basó en una planificación precisa. Antes de la siembra, se realizaron análisis de suelo para medir agua útil y nutrientes clave como nitrógeno, azufre y zinc, lo que permitió ajustar la densidad y la fertilización en cada lote.

El híbrido seleccionado fue el NS 1113 CL de Nidera, un material de alto rendimiento, estabilidad y buen perfil sanitario.

"Estos materiales nuevos tienen una gran compensación en aceite. Entre los kilos que se obtienen, los porcentajes de materia grasa y los precios a cosecha, los márgenes terminan siendo buenos", describe Jolly Pérez.

Como parte de su gestión del riesgo, el productor utilizó el Beneficio de resiembra de Nidera.

Este servicio garantiza la reposición de la semilla en caso de una implantación irregular por heladas, granizo o anegamiento, brindando "una gran tranquilidad" al agricultor.

Resultados que confirman la apuesta

En las 100 hectáreas sembradas, el cultivo resistió un período seco entre diciembre y febrero.

Al final de la campaña, los resultados superaron las expectativas: el piso de rinde fue de 26 quintales por hectárea y el techo alcanzó los 38 quintales. Los niveles de bonificación de aceite fueron cercanos al 30%, con un 57% de materia grasa.

Para la próxima campaña, Jolly Pérez planea redoblar la apuesta y aumentar la superficie de girasol a 375 hectáreas, utilizando nuevamente el híbrido NS 1113 CL.

A pesar de los pronósticos de posibles déficits hídricos, confía en que la elección del material y un manejo ajustado serán la clave del éxito.