La crisis en la fábrica de cosechadoras Vassalli, en la localidad santafesina de Firmat, se agudizó tras una audiencia fallida en el Ministerio de Trabajo de Rosario.

La empresa detuvo por completo la producción debido a la falta de insumos y, según denunciaron los trabajadores, incumplió el acuerdo de pago salarial, dejando a 280 empleados en una situación de total incertidumbre.

El conflicto escaló nuevamente luego de que la reunión entre las partes no arrojara avances, profundizando la tensión y la preocupación entre los operarios y la comunidad local.

Un acuerdo que quedó en el papel

A principios de octubre, la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) de Firmat y la empresa habían alcanzado un entendimiento que parecía destrabar temporalmente el conflicto.

Según detalló el secretario general del gremio, Diego Romero, los obreros aceptaron un esquema de pago en cuotas de la deuda salarial y una reducción de la jornada laboral a cuatro horas diarias.

Dicho pacto, firmado el 30 de septiembre tras más de seis horas de negociación, generó expectativas positivas.

El acuerdo establecía que los trabajadores volverían a sus puestos el 6 de octubre mientras la compañía gestionaba los materiales para reactivar la planta. Sin embargo, Romero denunció que la empresa “no cumplió con ninguno de los compromisos asumidos”.

Preocupación e impacto en la región

La falta de pago y la paralización de la actividad productiva dejan a los 280 empleados en un estado crítico, muchos de los cuales arrastran deudas personales. La desilusión es profunda, ya que el acuerdo había sido respaldado por los trabajadores en una asamblea frente a la planta.

El freno total de la producción no solo afecta a los operarios, sino que también amenaza a toda la cadena de proveedores y comercios de Firmat, una ciudad históricamente dependiente de la actividad metalmecánica de Vassalli.

Futuro incierto y nuevas medidas de fuerza

Mientras el Ministerio de Trabajo continúa mediando en el conflicto, por ahora no ha surgido una propuesta alternativa que garantice la continuidad operativa de la compañía ni la cancelación de la deuda.

Con la fábrica completamente detenida, los empleados evalúan la posibilidad de iniciar nuevas medidas de fuerza. La comunidad sigue de cerca la evolución de una crisis que pone en jaque a una de las industrias más emblemáticas de la provincia de Santa Fe.