La Justicia comercial decretó la quiebra y liquidación de Alimentos Refrigerados S.A. (ARSA), la compañía que tenía a su cargo la producción de los yogures y postres bajo la reconocida marca SanCor, tras fracasar su intento de alcanzar un acuerdo preventivo con los acreedores.
La medida fue dictada por el Juzgado Comercial N°29, a cargo del juez subrogante Federico Alberto Güerri, quien resolvió la clausura total de las operaciones y la intervención de todos los bienes y fondos de la firma.
Constituida en 2016 y con sede legal en Azara 841, Ciudad de Buenos Aires, ARSA operaba dos plantas industriales: una en Arenaza (Buenos Aires) y otra en Córdoba capital. Ambas serán clausuradas como parte del proceso de liquidación ordenado por el magistrado, que incluye el embargo general de bienes, el cierre de cuentas bancarias y la transferencia de los fondos al Banco Ciudad, bajo control judicial.

Además, el fallo dispone la interdicción de cajas de seguridad, la intercepción de la correspondencia y la designación de la sindicatura Guillemi & Rosental como responsable de supervisar la liquidación. El síndico tendrá la tarea de realizar inventarios, constatar el estado de los inmuebles y, si fuera necesario, requerir la intervención de la fuerza pública para ejecutar las medidas.
El plazo para la verificación de créditos fue fijado para el 9 de febrero de 2026, trámite que los acreedores deberán realizar en formato digital. Con esta decisión, ARSA ingresa en una etapa de liquidación que marcará el cierre definitivo de una empresa clave en la historia reciente del sector lácteo argentino.
La caída de ARSA representa el desgaste de un modelo empresarial que buscó mantener con vida parte del legado de SanCor, una de las marcas más emblemáticas de la industria láctea nacional.
Sin embargo, los intentos de reestructuración y rescate económico no lograron revertir la crisis, dejando atrás otro capítulo del histórico conglomerado cooperativo que supo dominar el mercado de los productos refrigerados en Argentina.
