La industria no repunta: la capacidad instalada se hunde y acumula ocho meses por debajo del 60%
En julio, las fábricas argentinas apenas trabajaron al 58,2% de su capacidad, según el INDEC. Se trata del octavo mes consecutivo por debajo del 60% y marca un nuevo retroceso interanual. Químicos, automotrices y textiles fueron los sectores más golpeados, con caídas de hasta 8 puntos porcentuales en la utilización de sus plantas.

La industria argentina volvió a mostrar señales de debilidad. Según informó este martes el INDEC, en julio la utilización de la capacidad instalada en el sector manufacturero se ubicó en 58,2%, lo que implica no solo una baja respecto del mes anterior, sino también un retroceso frente al mismo período de 2024.
Con este resultado, la actividad fabril encadena ocho meses consecutivos por debajo del 60%, un umbral que refleja la fuerte subutilización de las plantas productivas del país. La última vez que se registró una mejora interanual había sido en noviembre de 2024, en la transición del gobierno del Frente de Todos, pero desde entonces la tendencia volvió a deteriorarse.
El dato se conoció pocos días después de que el organismo oficial difundiera que el Índice de Producción Industrial (IPI) cayó un 2,3% mensual en julio y un 1,1% interanual, confirmando el estancamiento de la actividad.
Sectores más golpeados
El informe del INDEC detalló que algunas ramas industriales fueron determinantes en la caída:
-
Sustancias y productos químicos: el nivel de utilización descendió del 65,7% al 59,9% en un año, principalmente por la menor producción de detergentes, jabones y químicos básicos.
-
Industria automotriz: las terminales fabricaron menos unidades, lo que llevó a un desplome de 52,2% a 44,1% en la capacidad utilizada.
-
Textiles: la actividad cayó del 49% al 44%, fuertemente afectada por el ingreso de importaciones que desplazan la producción local.
En contraste, algunos rubros ligados al consumo masivo y la alimentación lograron sostener cierta estabilidad, aunque no alcanzaron a compensar la contracción general.
Un panorama complejo
El retroceso en la capacidad instalada refleja que una parte significativa del aparato productivo argentino permanece ocioso, lo que repercute en el empleo, la inversión y la competitividad de las empresas locales. Además, la presión de las importaciones –en especial vía courier y plataformas digitales– agrava la situación de sectores sensibles como el textil y el automotriz.
Con la economía todavía en recesión y un consumo debilitado, el desafío para los próximos meses será revertir esta tendencia negativa y recuperar la demanda interna que permita volver a poner en marcha las fábricas.