Tras 48 horas de lluvias, ¿cuál fue el impacto en la zona núcleo?
Las intensas precipitaciones registradas en la región núcleo durante las últimas 48 horas sorprendieron por su magnitud. Según la Bolsa de Comercio de Rosario, los acumulados alcanzaron niveles que superan ampliamente los promedios históricos.

En julio ya se habían medido lluvias récord y agosto continuó con la misma tendencia. En localidades del noroeste de Buenos Aires se duplicaron e incluso quintuplicaron los valores normales del mes. Baradero acumuló 156 milímetros —70 de ellos en un solo día—, mientras que Chacabuco llegó a 146 y Pergamino a 126, con registros de más de 80 milímetros en apenas 24 horas. Rosario no estuvo ajena al fenómeno y alcanzó los 102 milímetros, de los cuales 76 se concentraron en las lluvias del último día.
Los especialistas de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) remarcan que el principal impacto inmediato será sanitario. El exceso de humedad genera condiciones propicias para la proliferación de enfermedades en los cultivos de trigo, que hasta ahora mostraban un estado muy favorable. Se espera que en las próximas semanas los productores deban intensificar las aplicaciones para evitar pérdidas en la productividad.
Otro aspecto de preocupación está en el noreste bonaerense, donde los acumulados anuales ya se ubican entre los 1.000 y 1.100 milímetros. Este contraste resulta llamativo: en enero la zona había sido epicentro de la sequía más severa del país y hoy enfrenta un escenario opuesto, con un exceso hídrico que amenaza a lotes bajos con pérdidas totales y pone en jaque los caminos rurales.
El fenómeno no se limitó a Buenos Aires. Las lluvias alcanzaron a gran parte de Santa Fe, Entre Ríos, el este de Córdoba y sectores de Chaco, consolidando un invierno atípico por la abundancia de agua. “Estamos asombrados por la magnitud de los acumulados”, señaló Cristian Russo, jefe de GEA, al tiempo que advirtieron que el clima plantea un desafío doble: aprovechar el potencial de rendimientos elevados, pero al mismo tiempo gestionar los riesgos sanitarios y logísticos que trae aparejada tanta humedad.
A corto plazo, los pronósticos indican que un frente frío podría aportar nuevas precipitaciones en zonas del centro y sur de Buenos Aires. Por ello, los técnicos subrayan la necesidad de al menos una semana de descanso en el régimen de lluvias para que los suelos puedan drenar y los cultivos no se vean afectados negativamente por condiciones de anaerobiosis a nivel radicular.
De cara al futuro inmediato, el escenario se presenta con matices. La abundancia de agua asegura reservas óptimas para los trigos y también para la próxima siembra de granos gruesos. Así, la campaña 2025 avanza con un potencial productivo que podría estar entre los más altos de la historia, pero atravesado por un nivel de incertidumbre que obliga a mirar cada frente climático con atención.