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Córdoba

INTA bajo amenaza: recortes, recentralización y una estructura productiva en jaque

El ingeniero agrónomo Pablo Panatti, presidente del Centro Regional Córdoba del INTA, expresó su profunda preocupación ante estas reformas, que afectan tanto la gobernanza institucional como la estructura operativa en todo el territorio nacional.

09-07-2025
  • Pablo Panatti

Entrevista a Pablo Panatti, presidente del Centro Regional Córdoba del INTA

El Gobierno Nacional avanza con un decreto que modifica sustancialmente la estructura del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), uno de los organismos más reconocidos del país en el desarrollo de ciencia y tecnología para el agro.

El ingeniero agrónomo Pablo Panatti, presidente del Centro Regional Córdoba del INTA, expresó su profunda preocupación ante estas reformas, que afectan tanto la gobernanza institucional como la estructura operativa en todo el territorio nacional.

Cambios estructurales: de descentralizado a desconcentrado

Panatti explicó que uno de los cambios más significativos introducidos por el decreto es el paso del INTA de ser un “organismo descentralizado” a uno “desconcentrado”, lo que implica la pérdida de autonomía institucional.

“El Consejo Directivo Nacional, que antes tomaba decisiones clave en materia de presupuestos, recursos humanos, uso del patrimonio y tierras, ahora pasa a ser una mesa técnica consultiva, sin poder resolutivo. Las decisiones quedarán exclusivamente en manos del presidente del INTA, que será designado directamente por el Poder Ejecutivo”, explicó Panatti.

Además, esta concentración del poder no es neutra. El nuevo Consejo estará compuesto por siete miembros, de los cuales tres serán designados por el Gobierno nacional (presidente, vicepresidente y un vocal), y sólo cuatro representarán a entidades del agro. Con esto, la histórica participación de universidades y cooperativas se ve drásticamente reducida o directamente eliminada.

Excluyen a universidades y a entidades históricas

Uno de los aspectos que más preocupa a Panatti es la exclusión de actores clave de la gobernanza institucional:

“Históricamente, el INTA fue gobernado por los productores y la comunidad científica. Hoy las universidades de Agronomía y Veterinaria quedan afuera. Es una ruptura con casi 70 años de gestión democrática y participativa”, remarcó.

Esta exclusión fue manifestada por varias entidades regionales en cartas y notas enviadas al Gobierno, incluyendo la que Panatti firmó junto a otros presidentes de centros regionales, además de una exposición directa ante la Secretaría de Agricultura en Buenos Aires.

"Lo que dijo Sturzenegger es un disparate"

Las declaraciones del Ministro Federico Sturzenegger fueron uno de los detonantes del enojo del sector. Según el funcionario, el INTA representa una estructura “sobredimensionada, ineficiente y alejada de las necesidades reales del agro”.

Entre los datos que usó para justificar la reforma, mencionó:

  • Más de 6.000 empleados,

  • Cerca de 1.000 cargos jerárquicos,

  • 2.400 vehículos,

  • 1.600 teléfonos celulares,

  • Y un presupuesto que supera los 411.000 millones de pesos anuales.

Panatti fue terminante:

“Es un disparate. No sé por dónde empezar a desmentir todo lo que dijo el ministro. Lo escuché con atención, grabé sus palabras, y cuando las revisé pensé: 'esto demuestra un absoluto desconocimiento del funcionamiento del INTA’”.

Explicó, por ejemplo, que el presupuesto real de ejecución anual ronda los 225.000 millones de pesos en el primer semestre, y se va reforzando en el año con partidas que no representan un gasto adicional, sino la ejecución normal. También relativizó la cifra de vehículos: muchos están fuera de funcionamiento por falta de renovación y mantenimiento, y son esenciales para cubrir agencias que trabajan a más de 150 o 200 kilómetros de su base.

Críticas ideológicas: ¿"género" o "soja"?

Otro punto de quiebre fueron las críticas del Gobierno a ciertos enfoques sociológicos en las investigaciones del INTA, incluyendo estudios sobre mujeres rurales, identidad cultural, o comunidades indígenas.

Sturzenegger cuestionó que el INTA se dedicara a “celebrar lo común y valorar la diferencia” en lugar de centrarse en la tecnología productiva.

“Es una interpretación ideológica y malintencionada. El INTA tiene una cartera programática amplísima, y si sólo se señala un puñado de trabajos sociales se está invisibilizando toda la producción tecnológica real que hacemos”, señaló Panatti.

Y agregó: “Acabamos de presentar en Marcos Juárez la REDSO, la red de evaluación de cultivares de soja más grande de Sudamérica. También lideramos la red de maíz, investigación en zootecnia, desarrollo de biotecnología... el INTA impacta directamente en la producción agropecuaria argentina”.

De potencia a organismo disminuido

Para Panatti, el nuevo rumbo oficial representa un desguace de la institución.

“El INTA fue, durante décadas, una carta de presentación de la Argentina en el mundo. Hoy se lo achica, se lo vacía de contenido, y se lo somete a los vaivenes políticos del momento”.

El modelo propuesto, que centraliza todo en una única figura (el presidente del organismo), deja al INTA sin rumbo claro y sin posibilidad de diseñar proyectos a largo plazo.

“¿Cómo se puede planificar una línea de investigación de 10 años, como requiere la ciencia, si cada cambio de gobierno va a implicar un cambio en la conducción y en la visión estratégica?”, se preguntó.

¿Qué pasará con las agencias y Experimentales?

Otro punto sin resolver es el destino de las agencias de extensión rural, los centros regionales y las estaciones experimentales, claves para la presencia territorial del INTA.

En Córdoba, por ejemplo, Marcos Juárez y Manfredi son centros de referencia en siembra directa, agricultura de precisión, trigo, y formación técnica, entre otros. El decreto no los menciona, pero el temor es que se cierren, achiquen o rediseñen drásticamente.

“El decreto deja todo a criterio del nuevo presidente del INTA. Eso genera incertidumbre total. No sabemos si las agencias van a seguir, si se van a fusionar o si directamente van a desaparecer”, advirtió Panatti.

Una oportunidad perdida

Finalmente, Panatti remarcó que desde dentro del INTA se había propuesto una reestructuración alternativa, consensuada, pero el Gobierno no la tomó en cuenta.

“No nos quedamos en el rechazo. Propusimos cambios, modernización, eficiencia. Pero nadie nos escuchó. Fue una oportunidad perdida para hacer un cambio consensuado y real”.

El futuro del INTA está en disputa. Lo que para el Gobierno es una reorientación estratégica, para gran parte del sistema agropecuario y científico argentino es un vaciamiento institucional sin precedentes. Y si bien los números aún se discuten, lo que parece claro es que lo que está en juego no es sólo un presupuesto, sino la capacidad del Estado de generar tecnología pública para el agro.

“Si el INTA pierde su capacidad de generar conocimiento, lo que se va a perder en producción y exportaciones será mucho más que cualquier ahorro presupuestario”, concluyó Panatti.

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