Desde CRA terminamos el año 2022 con esperanza, pero sabiendo que la herencia para 2023 no es la mejor, y las perspectivas son difíciles. 

La búsqueda del bien común y el interés general, defendiendo a los productores agropecuarios y de las economías regionales, a lo largo de todo el país, sabiendo que esto redunda en un beneficio para la nación y el resto de la sociedad, fue nuestro guía a lo largo del año. 

Desde lo institucional, el trabajo conjunto con las entidades de la Comisión de Enlace Agropecuario fue y sigue siendo un ejemplo de cooperación y trabajo en equipo, en un país lleno de grietas y de actitudes de protesta. El rol de CRA en la Mesa fue siempre activo y dando respuestas y propuestas para los productores, ante las autoridades nacionales. 

Asimismo, se trabajó con el Congreso Nacional, en diversos proyectos de ley, como humedales, economías regionales, entre otros. 

Las 16 Confederaciones y las Sociedades Rurales de todo el país trabajaron codo a codo en un contexto difícil para la producción, en una economía que siguió empeorando. 

Argencarne en Viedma y JONAGRO en Buenos Aires fueron dos cierres notables de la presencia de CRA a nivel nacional. 

El ciclo de actualidad política y económica mensual fue otro servicio al debate en el país, con numerosos seguidores por YouTube. 

Las redes sociales se potenciaron con el aporte de los jóvenes de los Ateneos, con renovada presencia en Instagram. 

Ya en lo estrictamente económico, 2022 tuvo desafíos enormes, y 2023 promete mayores problemas. A una supercosecha de trigo de 23 M de tn le siguieron cosechas muy significativas de maíz y soja que permitieron, además, sostener una vez más las reservas del Banco Central, que aún así tuvo que pisar y limitar importaciones, impulsadas por las compras externas de hidrocarburos, derivadas de una equivocada política petrolera. Una vez más el campo salvó a la macroeconomía. 

El dólar soja

No alcanzando la normalidad de las exportaciones de granos y su aporte a las reservas nacionales, el gobierno decidió, por falta de dólares, implementar el "dólar-soja I" en setiembre, a $ 200, y el "dólar-soja II" en diciembre, a $ 230. Todo para adelantar liquidaciones de soja, que den aire fresco a las pobres reservas del Banco Central. Las distorsiones generadas intra-cadena fueron y son relevantes. Con una soja a $/tn 100.000 en diciembre, se afectan mercados a término, contratos de arrendamiento, costos de alimentación de feedlots, avícolas y porcinos, como así también los costos de la cadena láctea, con cierres de tambos. La frazada corta y la improvisación son moneda corriente, y los productores y consumidores lo pagan. 

La ganaderia con problemas

La ganadería vacuna terminó el año con renovados problemas. A la caída del precio del kilo vivo, los precios cuidados, la no apertura total de exportaciones, los problemas para exportar con buen precio a China, se sumaron desde el último trimestre los efectos de la sequía, la liquidación temprana de animales y la mortandad, dejando un tendal de problemas para 2023. 

Las economías regionales vienen castigadas desde hace tres años por una brecha cambiaria promedio de 100%, con costos que ajustan por inflación y/o por tipo de cambios alternativos, con lo cual la rentabilidad y supervivencia de muchos productores está en riesgo total. 

Desde CRA alertamos todo el año acerca de estos problemas, sin respuestas de parte de las autoridades nacionales. 

El año 2023 plantea desafíos de consideración. Para esta campaña, el trigo ha sufrido la sequía de manera implacable, y la cosecha sería de 11,5 M de tn, menos de la mitad que el año pasado. Si bien el mercado interno se cubre con 6,5 M de tn, los montos a exportar son exiguos. La liquidez de los productores se verá afectada, y las reservas del Banco Central también.

Los problemas de la producción

La persistencia de la Niña, por tercer año consecutivo, sumado a heladas tardías, impactan en la siembra demorada, y por ende en la cosecha esperada de la gruesa. 

Para la Bolsa de Comercio de Rosario, casi la mitad de la soja de primera está entre regular y mala, el 49 % del cultivo de soja de primera en la zona núcleo está afectado, y el maíz temprano no logra reponerse del stress hídrico conjunto generado por altas temperaturas y falta de lluvias. El resultado sería, sólo a hoy, como mínimo, USD 10.000 M menos de ingresos por exportación para el país, con impacto directo en los ingresos de los productores y de las reservas del BCRA. 

Desde CRA seguiremos defendiendo la libertad para producir, reclamando la normalización de tantos problemas que ha generado la política económica desde hace tres años.

Un mercado único y libre de cambios, la eliminación de los derechos de exportación, la libertad total para exportar, el apoyo necesario a las economías regionales, son banderas que no dejaremos de levantar.

Sobre todo, de cara a un 2023 que hereda una inflación del orden de 100% anual y una previsible falta de dólares por efecto de una sequía que hasta ahora es mucho más severa que la de 2008 y la de 2018, y que amenaza con generar renovados problemas macroeconómicos y sociales. Esperamos que el gobierno esté a la altura.