La compañía, radicada originalmente en el barrio San Vicente, luego se trasladó al cordón industrial de la Avenida Circunvalación. Allí funcionan las dos plantas productivas: una dedicada al procesamiento de cereales y legumbres, y otra enfocada en productos instantáneos. Aunque el negocio familiar fue central en su vida, Passerini también priorizó su formación profesional.
Estudió Derecho en Córdoba y comenzó su carrera en el Poder Judicial provincial. Luego, ya con el título en mano, ingresó a la empresa familiar en 2003. Su incorporación se dio de forma progresiva, ocupándose de tareas que —según ella misma describe— “nadie quería o no estaban profesionalizadas”, desde recursos humanos hasta gestiones institucionales.
Ese rol múltiple la llevó a vincularse con diversas instituciones. Allí encontró mentores que marcaron su desarrollo: “Siempre he tenido la bienaventuranza de encontrarme con gente que me ha enseñado un montón”, reconoce.
Su relación con la Bolsa de Cereales no surgió de manera repentina. Laura comenzó a asistir a las reuniones a principios de los años 2000 acompañando a su padre, quien tenía dificultades auditivas. Ese gesto cotidiano fue el inicio de un recorrido institucional profundo.
En 2005 comenzó a participar de manera activa. A lo largo de los años integró la Comisión Directiva y acompañó distintas presidencias, entre ellas las de Gerardo Galo, Juan Carlos Martínez, Luis Macario y, más recientemente, Alberto Rodríguez, con quien ejerció la vicepresidencia durante los últimos dos períodos.
Ese proceso consolidó su conocimiento interno de la institución y la preparó para asumir la mayor responsabilidad.
Hoy, al cierre de 2025, Passerini destaca la fortaleza institucional de la Bolsa de Cereales de Córdoba y la importancia del trabajo colectivo: “Los cimientos de esa construcción son firmes y compartimos los mismos valores”, afirma, lo que le permite asumir la presidencia con confianza pero también con un profundo sentido de compromiso.
Respecto a la línea de trabajo para 2026, la presidenta asegura que la continuidad será clave. La institución funciona sobre la base de proyectos de largo plazo: “Las cosas buenas se potencian y lo que se viene corrigiendo sigue para adelante”, subraya, haciendo hincapié en la necesaria combinación entre continuidad y renovación.
De cara al próximo año, la Bolsa se enfrenta al desafío de seguir adaptándose a un contexto productivo complejo, con demandas cambiantes y la necesidad de actualización constante.
Passerini plantea que la solidez institucional es una ventaja estratégica, siempre y cuando se acompañe con una lectura fina de la coyuntura y el fortalecimiento del vínculo con todos los sectores de la cadena agroindustrial.
Su objetivo será consolidar esa visión integradora y seguir construyendo sobre una base que considera “sólida y compartida”.
Al finalizar la entrevista, Passerini agradeció los buenos deseos en su nueva etapa y dedicó un reconocimiento especial por los logros del programa: “Mil programas en el aire es un montón; mis felicitaciones de parte mía y de la institución”, expresó.
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