Desde hace meses, Carbap viene advirtiendo sobre los riesgos de la falta de infraestructura hídrica en la provincia. Las lluvias de fines de agosto y principios de septiembre profundizaron un escenario crítico que en marzo se limitaba a distritos como Bolívar, 25 de Mayo, Carlos Casares, 9 de Julio e Hipólito Yrigoyen, pero que hoy se extiende a buena parte de la cuenca del río Salado.
Actualmente, se estiman 1,5 millones de hectáreas comprometidas en el centro bonaerense, y más de 2 millones de hectáreas con anegamientos en toda la cuenca. A esto se suma una vasta superficie donde no se puede trabajar ni transitar por falta de piso o accesos.
La entidad subrayó que el drama va mucho más allá de la pérdida de cosechas o la imposibilidad de ordeñar tambos:
Familias enteras permanecen aisladas.
Niños no pueden concurrir a la escuela.
Ambulancias no logran ingresar en casos de emergencia.
Caminos rurales se transforman en trampas de barro y agua.
“Hoy no hablamos solo de hectáreas bajo el agua —lamentaron desde Carbap—. Hablamos de vidas, de futuro y de esperanza que dependen de la acción inmediata de las autoridades”.
La entidad ruralista volvió a exigir la ejecución de obras hídricas largamente postergadas, a nivel provincial y nacional, y criticó la falta de respuestas frente a una problemática que “cada lluvia extraordinaria convierte en una tragedia anunciada”.
“El interior bonaerense no puede esperar más. La situación exige medidas inmediatas, concretas y responsables”, advirtieron en un comunicado.
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