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<h3>El país ya muestra cifras promisorios y un ecosistema preparado para despegar, pero aún debe enfrentar desafíos clave en capacitación, regulación e innovación.</h3>

La transformación hacia una agricultura más sustentable, eficiente y moderna ya está en marcha, y los bioinsumos son el eje central de este cambio. Así lo dejaron en claro los expertos reunidos en el Congreso CASAFE 2025 – Edición Biológicos, que convocó a más de 1.000 asistentes entre técnicos, investigadores, empresas, productores y medios especializados.

Durante el panel “Mercado de biológicos: ¿Dónde estamos?”, se discutieron cifras clave y perspectivas del crecimiento regional, con foco en el papel que puede jugar Argentina como referente latinoamericano. Ignacio Moyano Córdoba, vicepresidente de Desarrollo de Negocios para Latinoamérica en Dunham Trimmer, reveló que el mercado global de bioinsumos crece a un ritmo del 12% anual, mientras que en América Latina ese porcentaje asciende al 15,6%, reflejando un creciente interés de productores e inversores en soluciones más sustentables.

Si bien Brasil hoy lidera el ranking regional de adopción, Moyano destacó que Argentina tiene un potencial enorme para escalar su participación. “Los consumidores demandan cada vez más prácticas responsables, y el interés inversor se está volcando hacia este tipo de tecnologías”, explicó.

Sin embargo, también advirtió que hay barreras por superar: falta de conocimiento técnico, necesidad de capacitación continua, armonización regulatoria y un compromiso más fuerte con la investigación y desarrollo.

A su turno, Luis Mogni, socio fundador de SOMERA S.A.S., presentó un estudio elaborado para CASAFE que muestra que el mercado argentino de productos biológicos alcanzó los USD 124,2 millones en 2024, con un crecimiento interanual del 10,9%. La cifra representa un 4% del total del mercado de fitosanitarios, y posiciona al país como un actor con potencial de liderazgo si logra consolidar un entorno propicio.

El estudio reveló también que el segmento de tratamiento de semillas representa el 51% del mercado, mientras que los bioinsecticidas mostraron el mayor dinamismo con un salto del 109% en facturación. Además, se identificaron oportunidades claras en biofertilizantes y bioestimulantes, herramientas clave para mejorar la eficiencia de los cultivos.

“Argentina tiene una chance única de liderar, pero necesita una estrategia colaborativa que integre a la industria, el Estado y los productores”, sostuvo Mogni. Para ello, subrayó la importancia de contar con políticas públicas activas, marcos regulatorios adaptados al cambio tecnológico, una agenda sostenida de formación técnica y difusión del conocimiento aplicado.

El Congreso también fue una muestra del creciente interés y compromiso de los distintos actores del agro: desde startups biotecnológicas hasta grandes empresas, todos coincidieron en que los bioinsumos representan el futuro de una producción agrícola que no solo sea rentable, sino también responsable con el ambiente.

Con esta edición, CASAFE reafirma su rol técnico y estratégico, posicionando a los productos biológicos no como una moda pasajera, sino como una pieza clave de la agricultura del futuro: más competitiva, más eficiente y profundamente sostenible.

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